Estoy
sentada frente al Golfo de Mexico en Clear Water Florida,
frente a una desolada
vista de mar abierto,
un azul turquesa de Mar del Caribe hace la diferencia entre esta playa y cualquier
otra costa.
Sol y arena blanca, y un cielo infinito
y en cambio yo aquí experimento insatisfacción,
soy una escultura de madera que las olas arrastraron hasta esta orilla, del otro lado está México.
No sé
lo que esperaba encontrar aquí; quizá algo más estimulante….
¿Mas estimulante que el
mar? Si, más estimulante en el aspecto humano.
Yo soy feliz explorando las
ciudades, los pueblos, sus simetrías,
sus escondrijos y trucos arquitectónicos,
desafiando la naturaleza,
reafirmándose ante la nada, allí fluyo mejor
que en el mar, soy un rabo de luz.
Pero hoy, algunas gaviotas e ibis blancos hacen la
diferencia en el escenario.
El cielo está despejado, una brisa gentil sopla inflamando las camisetas y despeinando las cabelleras.
Lo que es a mí, me
parece estar atrapada en un cuadro surrealista de Dalí
donde los niños
construyen montañas de arena que el mar lava constantemente,
las desgasta hasta
reducirlas a superficies planas. El mar todo lo achata.
Beatriz Osornio Morales.