La rima prometía ser
un lugar seguro
a donde ir cuando se
está desamparado,
al acecho de
sentimientos contingentes.
Hoy estoy aquí
porque no hay lugar
más seguro
que tomarte del brazo,
andar juntos las
digresiones
y profundidades del poema,
y desafiar a tiempo el
aire que duele.
Todas las tiendas
están cerradas
y las cervecerías,
a veces prometen hacer
lo mismo
que la florería de
doña Luz,
que ha vendido
el último ramo de
flores.
Estas desaliñadas
palabras, ingenuas
persiguen el verso
hasta su orilla,
sin temor de llegar a
un precipicio,
en el fondo saben que
los poemas viajan
de boca en boca, las
velas
izadas al viento.
Apresuradas palabras
en formación
mis lenguas,
ya no temen que al detenerse puedan ellas,
romper la tregua y
sucumbir sin más
al golpe inclemente de la rima.
Beatriz Osornio Morales.