martes, 9 de noviembre de 2010

CRECER

A Kristian y Markos por llenar mi espacio con su magia. Y porque no podemos saber del todo la sustancia de cada cielo azul.


I
Tengo tres años y medio; juego al fuego que salta en la chimenea de mi casa. A veces brinco afuera, a veces brinco adentro. Otras veces, cuando salto me crece una mariposa en los labios y una crisálida en las piernas. Luego se van volando, siempre hay algo que se va. Les he puesto el nombre de los colores: Me siento, doblo las rodillas, las abro y salen más mariposas amarillas, las cierro y las violetas se van revoloteando. Digo azul y la llama crece, roja la risa que frecuentemente me temo que se agote, ahorro la risa para derrocharla otra vez. Repito el movimiento hasta llenar el jardín de colores.

II
La gente se ríe de mi cuando digo que los carros tienen luces en las rodillas, y en la cabeza las patrullas, cada luz tiene su posición. Que se abren las flores del semáforo para que el muchacho de los malabares termine su juego, o coleccione pelotas. Las monedas las recibe en la orilla de la carretera, mientras los carros avanzan. No sabía que regalaran dinero por jugar a las pelotas en el semáforo.

III
Dicen que las hojas mueren porque es otoño, pero es sólo que doblan la cabeza y se van al cielo. A mí no me gusta el cielo, es muy lejos y está lleno de cosas muertas. Tía Molly murió un año después de la Navidad. Así nomás de repente, de ser buena y traer los regalos que por ser tan buena dejaba santaclaus en su casa, se puso quieta y muy blanca, no le sienta bien el blanco.

IV
De chico tenía un juego de números que eran como de esponja, sólo eran diez pero se podían acomodar de distintas formas para hacer más números: El 1 con el 0 hacían el "diez", luego cambiando el cero por otros números, se iban llamando diferente...lo que son los nombres. Había dos números que no se podían acomodar con ningún otro número, eran el número "libélula" y el número "pez" esos eran algo especial.
Luego crecí, ahora tengo tres años y medio. Un día el juego de los números desapareció. Oí a mis papás decir que lo donarían a una beneficencia; no sé donde sea eso, pero debe ser un lugar muy pobre con niños pequeños que no pueden salir a jugar afuera.

V
Ahora soy artista; pinto y dibujo iglesias, unas en el piso y otras flotando en el aire porque están lejos. Hay soles verdes que dan sombra, pero mis favoritos son los soles amarillos brillantes con destellos naranjas, son muy calientes. También dibujo letras y números aunque dicen que a las personas que hacen eso, se les llama de otro modo, no son artistas. Mamá lo hace todo el tiempo, lo de las letras, llena hojas y hojas de letritas muy juntas, yo la veo encantado, no son sus letras lo que me gusta ver, es su cara  tan  diferente, la cara de mamá cuando escribe se parece a los soles amarillos.


Beatriz Osornio Morales.Imagen de la red

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